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domingo, 23 de diciembre de 2007

La UPV recurre a la Ertzaintza tras admitir que pecó de «ingenuidad» con los radicales.

Elcorreodigital.com - Bilbao - 21/12/2007
El rector advirtió en el Consejo de Gobierno que contará con la Policía para garantizar la celebración de actos académicos.

El rector de la UPV, Juan Ignacio Pérez, reconoció ayer durante el Consejo de Gobierno que ha actuado con «flexibilidad», y hasta con «candor e ingenuidad», ante los altercados causados por estudiantes radicales en los últimos tres años, y confirmó a los miembros de este órgano de gestión que a partir de ahora recurrirá a la Ertzaintza para garantizar la celebración de los actos académicos, como ya adelantó este periódico. La UPV reforzó ayer mismo el dispositivo de seguridad ante el edificio del Rectorado en el que se desarrollaba el Consejo de Gobierno: blindó los accesos con vallas custodiadas por una veintena de guardas. La Policía autónoma se apostó en el exterior del campus, y los antidisturbios cargaron contra un grupo de radicales que atacó a los vigilantes tras una manifestación del sindicato Ikasle Abertzaleak.El máximo responsable de la Universidad mostró su firme propósito de atajar los altercados que interrumpen los actos académicos. Explicó a los miembros del consejo que ya ha «asumido» que el colectivo de estudiantes en lucha persigue que «no podamos tomar decisiones en los órganos colegiados». Con ese fin, recordó, reventaron el último claustro y varias juntas de facultad, y «podrían llegar a hacerlo con los consejos de gobierno». «No puede ser. Mi obligación es garantizar la celebración de claustros y juntas, por lo que tomaremos todas las medidas que estén en nuestras manos», dijo. Ante las preguntas de un docente para que especifique cuáles serán esas iniciativas, detalló que se «contará» con «las fuerzas de seguridad» para garantizar el desarrollo de los actos académicos. «Con nuestros propios servicios de seguridad no es posible y tampoco los vigilantes están para eso», aclaró.
Identificar a alumnos
El rector anunció que el claustro que boicotearon cerca de 200 alumnos de Ikasle Abertzaleak el miércoles de la pasada semana se celebrará el 30 de enero. «Pequé de imprevisión porque no esperaba que un grupo tan numeroso participara en la protesta», se justificó. También apuntó que la UPV está valorando la posibilidad de tratar de identificar a los estudiantes que interrumpieron el claustro para, si es viable, abrirles un expediente disciplinario. Pérez subrayó su intención de poner todos los medios necesarios para que ese próximo claustro de enero se celebre, y ofreció a los decanos ayuda para que puedan desarrollar las juntas de facultad con normalidad. «Si los decanos lo piden, se adoptarán medidas de seguridad», adelantó.El máximo responsable de la institución académica pasó ayer mismo a la acción. Reforzó el dispositivo de seguridad alrededor del edificio del Rectorado, en el que se celebraba el Consejo de Gobierno. La UPV blindó la zona: colocó vallas en las dos vías de acceso a la sede académica, a cincuenta metros de las puertas, custodiadas por un contingente de entre 12 y 20 vigilantes. Varios de ellos estaban situados en el interior de Rectorado, en la entrada a la sala de juntas. Durante el último claustro suspendido la pasada semana sólo había cuatro guardas de seguridad en el Aula Magna, que no pudieron contener al nutrido grupo de alborotadores.Ayer se recurrió a la Ertzaintza. Cuatro furgonetas antidisturbios se apostaron desde primera hora de la mañana en los dos accesos al campus de Leioa, ante la posibilidad de que se produjeran incidentes con motivo de la manifestación convocada contra el proceso de Bolonia -de convergencia europea de los estudios superiores- por Ikasle Abertzaleak. Mayoritaria entre los alumnos de la UPV, la central logró congregar a cerca de 1.500 jóvenes de los tres campus y de la Universidad Pública de Navarra, donde el sindicato acaba de ganar las elecciones al claustro a pesar de lograr dos representantes menos que en 2005 y quedarse con 10. Los participantes en la protesta de Leioa gritaron consignas contra el proceso de Bolonia, contra la Universidad -'UPV inposatzaile' (opresora)-, y a favor de que se dé «la palabra» a los alumnos. Algunos jóvenes con caretas blancas realizaron pintadas por las paredes de las facultades. Cuando la marcha alcanzó el perímetro de seguridad colocado ante el Rectorado se vivieron momentos de tensión. Quince vigilantes se habían apostado tras las vallas para impedir que los manifestantes alcanzaran el Rectorado. Se pararon a escasos metros y comenzaron a proferir todo tipo de insultos contra los guardas, que llevaban la cara cubierta.
Destrozos
La manifestación continuó su camino hasta llegar a la plaza central del campus. Allí los organizadores leyeron un comunicado en el que felicitaban al movimiento estudiantil por lograr con su lucha «obstaculizar el avance del proceso de Bolonia». Poco después de que concluyera la protesta, un grupo de poco más de medio centenar de jóvenes radicales comenzó a lanzar piedras contra los vigilantes jurado que custodiaban el Rectorado. Uno de ellos sufrió una herida en la cabeza por el impacto de una piedra.Los guardas pidieron ayuda. Dos furgonetas antidisturbios de la Ertzaintza entraron en el recinto universitario y varios agentes cargaron contra el grupo de radicales que tiraban piedras. Les persiguieron hasta la cafetería de la UPV, donde se registró un enfrentamiento entre policías y los alborotadores. No hubo detenciones. El altercado dejó tras de sí destrozos en el mobiliario del campus, ventanas rotas, cascotes por el suelo y pintadas por paredes y fachadas.