BIENVENIDOS A LA RONDA DEL VIGILANTE

viernes, 14 de marzo de 2008

La vigilancia privada necesita 1.200 personas más en Málaga.

laopinióndemalaga.es, Malaga - 13/03/08

Las empresas de seguridad, que emplean a casi 6.000 personas, destacan las dificultades para encontrar trabajadores y solicitan poder contratar inmigrantes.

JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ. MÁLAGA
. La provincia de Málaga cuenta en la actualidad con cerca de 6.000 vigilantes de seguridad privada, una cifra que representa un 40% del total de Andalucía, pero que todavía es insuficiente, dada la gran demanda, para cubrir determinados turnos o desplazamientos geográficos, sobre todo en los meses de verano. El sector podría absorber hasta 1.200 trabajadores más en la provincia, según los cálculos facilitados ayer por la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (Aproser).
El secretario general de Aproser, Eduardo Cobas, aseguró ayer que el gran problema del sector es "la falta de personal", y estimó que, pese a la existencia de 1.000.000 vigilantes en toda España, son unas 20.000 personas más las que podría emplear el sector en toda España. Cobas admitió que las condiciones de trabajo, con frecuentes turnos nocturnos o desplazamientos por distintas localidades, disuade a muchas personas de trabajar como vigilante de seguridad, aunque negó que el trabajo esté mal pagado. Según sus datos, el salario bruto mensual es de 1.038 euros con 15 pagas al año, más unos plus de nocturnidad o por portar armas que hace que ningún trabajador cobre a final de mes menos de 1.200 euros. Para acabar con esta situación de carestía, Aproser solicita que los ciudadanos extracomunitarios puedan acceder a este trabajo, algo hasta ahora reservado a españoles y comunitarios.
Cobas, que estuvo acompañado por el delegado de Aproser en Andalucía Oriental, Miguel Sánchez (también director general de Securitas en la zona), señaló que en Málaga operan 48 empresas, con una facturación anual de 120 millones de euros. Las cifras de negocio sube entre un 7% y un 85 cada año, aunque segmentos como las alarmas domiciliarias lo están haciendo un 10%.
En cualquier caso, Cobas y Sánchez señalaron que un 80% de la facturación de las empresas de seguridad privada procede la vigilancia en empresas, mientras que el 20% restante se reparte entre el transporte de fondos (custodia de dinero) y el citado control domiciliario. "No hemos notado un repunte de la demanda de vigilancia en hogares pese a los últimos casos de asaltos a vivienda. Eso no quita para que si en una urbanización se producen una serie de robos, se dispare puntualmente la demanda, pero no es algo general", reconoció Cobas, que cifró en el entorno de 10.000 euros mensuales el costo de destinar un vigilante las 24 horas a una urbanización.

Inmigrantes.
Cobas resaltó el peso de Málaga en el sector andaluz de la seguridad privada, algo que vinculó "al dinamismo económico, turístico y el aumento de infraestructuras" en la provincia, entre las que destacó el AVE. Los servicios se prestan en un 70% a empresas y particulares, y en el 30% restante a administraciones públicas. Centros comerciales, polígonos industriales y edificios y dependencias oficiales copan la demanda, con Málaga capital como gran referente, según explicó Sánchez.
Aproser reclama además que se modifique el proceso burocrático que emprende una persona desde que decide ser vigilante de seguridad hasta que lo consigue, y que se sitúa en torno a cinco o seis meses, y reducirlo temporalmente para ser "más operativos".

jueves, 13 de marzo de 2008

19 segundos para vivir.

Elcorreodigital.com, Bilbao - 13/03/08

Un vigilante del metro salta a las vías de la estación de Algorta para rescatar a un joven y logra ponerse a salvo cuando el convoy ya entraba al andén.

Sólo tenía 19 segundos para salvar una vida y no dudó. Ni siquiera calibró los riesgos; hubiera sido demasiado tarde. Es la historia de Jon, un vigilante de seguridad de Metro Bilbao de 22 años que el pasado sábado volvió a nacer junto a un pasajero del suburbano. Eran las nueve y cuarto de la noche cuando un joven entró al andén. Desde un extremo de la estación, Jon observó algo extraño en la conducta del chico. «Yo estaba en la entrada y vi que el chaval daba pasos inseguros, iba esquivando a la gente, su actitud no era normal, así que me quedé pendiente de que se mantuviera separado del andén». Jon no imaginaba que, instantes después, su mundo iba a dar un vuelco.

Pasaban 19 segundos de las 21:25 horas y el panel del metro anunciaba que faltaba menos de un minuto para la entrada del siguiente tren. «De repente, el chico se escoró hacia la izquierda y ¡bum!, se cayó a las vías». Se trataba de un vecino de Getxo de 32 años y, según Metro Bilbao, en la grabación de las cámaras de seguridad se adivina que el joven iba ensimismado mirando su teléfono móvil cuando se precipitó. El andén, lleno de gente, vivió un momento de histeria. Jon, echó a correr. «Cruce toda la estación, bajé a la vía, le apoyé sobre el andén y el señor más próximo le arrastró hacia adentro. Cogí impulso y subí yo también. Cuatro segundos después, entró el tren». Pasaban 38 segundos de las 21.25 horas.

Entre todos, comprobaron el estado del joven. «Por suerte, cayó sobre una mano. Mi temor era que se hubiera golpeado la cabeza, porque subir 70 ó 80 kilos de peso muerto me habría costado bastante más de 19 segundos». De hecho, explica que si llegó a tiempo es porque «le tenía calado desde que entró. Al estar pendiente, reaccioné enseguida, si no...». El joven tenía dañada la mano, «pero se negó a que llamáramos a una ambulancia, así que me dio las gracias y se marchó».

Hasta entonces, Jon ni siquiera había sido consciente de lo ocurrido. «Entre todo el revuelo, empecé a andar de un lado para otro. A medida que iba dándole vueltas a lo que había pasado se me empezó a acelerar el corazón una barbaridad. Tenía las pulsaciones a mil y dicen que me quedé completamente amarillo». Le fue calmando la sensación de satisfacción. «Por supuesto que volvería a hacerlo», responde enérgico. «¿Qué iba a hacer? ¿Ver cómo le atropella delante de mí? ¡Ni hablar!». Pese a su rotundidad, lo cierto es que él fue el único que se lanzó desde el andén. «Lo entiendo perfectamente. Quedaba menos de un minuto y, si hubiera habido algún contratiempo al levantarlo, el tren nos habría arrollado a los dos».

Felicitaciones

El centro de control de Metro Bilbao alertó de lo sucedido al área de seguridad y su máximo responsable felicitó a Jon personalmente pocos minutos después del suceso. «Fue una actuación realmente eficaz», comentó ayer a EL CORREO el encargado del área. «Del mismo modo que tratamos de corregir lo que se hace mal, hay que felicitar a quien actúa de este modo. Desde luego, yo me lo hubiera pensado antes de saltar porque, además, la de Algorta es una estación complicada, muy oscura».

Después de tranquilizarse, Jon continuó su jornada con normalidad, «pero no paré de darle vueltas, porque normalmente trabajo de noche y justo cambié el turno ese día». Está acostumbrado a lidiar con el turno de noche. De hecho, lo pidió él mismo porque entre semana se prepara para opositar a la Ertzaintza. «Por la noche pasa de todo y es muy difícil hacer entender a la gente que hay unas normas. Se te ponen chulos, van muy pasados... En Las Arenas me han llegado a tirar botellas sin mediar palabra», lamenta.

Su familia, aunque orgullosa, intentaba el domingo hacerle ver el peligro que corrió. «'¡Te has jugado la vida!', me comentaban».

-Dicen que eres un héroe.

-Yo no me veo así. Hay muchísimos héroes por ahí: policías, bomberos, personal sanitario... y nadie les da importancia.