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viernes, 13 de septiembre de 2013

Como ser Vigilante de Seguridad en cinco días

Menos de una semana, exactamente cinco días es el tiempo que emplea Prosegur en adiestrar a los nuevos Vigilantes de Seguridad en su centro de formación, todo un récord. Esta empresa lleva años siendo una máquina en sacar nuevos profesionales a un mercado laboral totalmente saturado de profesionales de la seguridad privada. Como churros oiga.
Así es amigos. Con Prosegur de por medio todo es posible.
Antes de nada, vamos a ver que nos dice el Ministerio de Interior acerca de los requisitos de formación previos exigidos a los aspirantes a Vigilantes de Seguridad. Consultando la página web del Ministerio nos encontramos con la siguiente información.
‘Antes de presentarse a las pruebas de selección que convoque la Secretaría de Estado de Seguridad y cuya superación habilitará para el ejercicio de la correspondiente profesión, previa expedición de la tarjeta de identidad profesional, los aspirantes a vigilantes de seguridad, habrán de superar, en ciclos de al menos ciento ochenta horas y seis semanas lectivas, en los centros de formación autorizados, los módulos profesionales de formación que se determinan en la Resolución de 12 de noviembre de 2012, de la Secretaría de Estado de Seguridad (BOE núm. 296, de 10 de diciembre).
Los ciclos formativos, en su delimitación horaria, podrán comprender un porcentaje máximo del cincuenta por ciento de la formación no presencial o a distancia, debiendo impartirse obligatoriamente con carácter presencial las enseñanzas de naturaleza técnico-profesional, instrumental, de contenido técnico operativo y las prácticas de tiro y laboratorio.
A quienes hayan superado los módulos de formación y las pruebas físicas, los centros de formación autorizados les expedirán el correspondiente diploma o certificado acreditativo.’
Pues bien, Prosegur lleva años incumpliendo sistemáticamente esa norma. Y todo ello ante los ojos de la administración y con el beneplácito de las autoridades encargadas de fiscalizar a los centros de formación que imparten los cursos en materia de seguridad privada.
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Vamos a lo práctico. Imaginémonos a un futuro Vigilante de Seguridad. A nuestro aspirante lo llamaremos Pepito Perez.
Pepito ha tenido suerte y lo han llamado de Prosegur para hacer el curso de Vigilante de Seguridad en el centro de formación que tiene la empresa en Madrid. El no vive en la capital y por tanto tendrá que buscarse un lugar donde alojarse el tiempo que dure el curso, buscará una pensión cerca de Prosegur. Es un gasto importante para Pepito pero aún así le sale a cuenta, por que mientras que en una academia el precio medio del curso es de unos 900 euros y la duración del mismo es de un mes y medio a dos meses, en Prosegur es gratis y lo puede hacer en cinco días nada más.
Pepito no quiere llegar tarde y se presenta puntualmente el lunes en la sede de Prosegur a las diez de la mañana como le habían dicho. Después de las presentaciones de rigor, del reparto del material didáctico que utilizará durante el curso y un breve briefing acerca de como se va a desarrollar el curso, por fin empieza lo interesante, hoy se adentrará de lleno en los conocimientos que le permitirán desempeñar la profesión de Vigilante de Seguridad.
La primera mañana del curso ha pasado volando. Ya son las dos de la tarde, es hora de comer y Pepito no tiene que volver a clase hasta las cuatro, así que aprovecha para comer el menú del día en un restaurante cerca de la calle Pajaritos.
Después del paréntesis, nuestro amigo vuelve a clase. Piensa para sí que a ver si le cunde más la tarde que la mañana, ya que entre los saludos iniciales y las pausas para el café y el cigarrillo, siente que no ha aprovechado el tiempo que debería. Ahora por la tarde toca socio-profesional, el profesor que imparte el módulo lo ventila en dos horas. En Prosegur les habían dicho esa misma mañana que las clases vespertinas durarían hasta las siete, pero el profesor en atención de que es el primer día y les supone cansados, les ha dado licencia para irse una hora antes. En total hoy Pepito ha invertido seis horas presenciales en el centro de formación de Prosegur, de las cuales unas cuatro horas y media han sido tiempo efectivo en clase.
A la salida, alguien del grupo de aspirantes a vigilante propone ir a tomar ‘algo’ por Madrid. Pepito declina amablemente el ofrecimiento del compañero y se vuelve a la pensión para repasar un poco lo aprendido hoy en clase. Entre lo concentrado de la materia y lo rápido que iba el profesor le han quedado muchas dudas.
Ya es martes. Pepito entra en el aula y nota que faltan dos compañeros de los once que forman el grupo de estudiantes, el que propuso ayer ir a tomar algo y otro más. Hoy van aprender nociones básicas de primeros auxilios. Pepito piensa que harán los futuros colegas de profesión que no han asistido hoy a clase si, por desgracia, un día tienen que atender a una persona necesitada de atención urgente en sus centros de trabajo. Llega a la conclusión de que Prosegur no les dará el diploma final, al faltar a una lección tan importante. No sería justo para los demás que sí han asistido y además no sería conveniente.
Otra mañana que ha ido como un tiro. Al ser los primeros auxilios una materia práctica, ha sido bastante entretenido. Ya de tarde aparecen los compañeros que no habían venido por la mañana. Cuentan entre risas que habían cenado algo que ‘les ha sentado mal’. El profesor les echa una pequeña reprimenda. En fin, es la hora de aprender algo de defensa personal, unos agarres, luxaciones y un par de llaves sencillas. Otro día más.
El miércoles y jueves hemos dado algo de las áreas técnico-profesional, jurídica e instrumental. Todo muy por encima, sin profundizar demasiado porque, según el profesor, vamos muy retrasados y tenemos que ajustar el tiempo para dar al menos un vistazo, aunque de forma muy somera a los temas más importantes de cada área/módulo. Además, como mañana viernes toca las prácticas de tiro, la última media hora de hoy quieren dedicarlas a darnos unas breves consignas de seguridad para cuando estemos en la galería de tiro.
Por fin llega el último día. Hoy se nos va impartir de forma monográfica el módulo de Armamento y tiro. Nada más llegar y antes de nada, el profesor nos comenta que en consideración de que hoy es viernes y que la mayoría somos de fuera, el curso se acaba hoy a los dos de la tarde, sino antes dependiendo de si la galería de tiro está disponible, dado que estaba programado que otro curso haga prácticas de tiro y sólo existe una galería.
Una vez aclarado este extremo por el instructor comenzamos. Después de dos horas de clase sobre las armas reglamentarias del Vigilante de Seguridad, nos confirman que no vamos a poder hacer uso de la galería y que, por lo tanto, la clase y el curso han finalizado. Nos hacen entrega de los certificados / diplomas de aprovechamiento del curso y nos aconsejan repasar con la ayuda del CD interactivo que nos dieron el Lunes. Es la una de la tarde.
Tan sólo con 30 horas de formación Pepito ha conseguido el diploma que le permitirá presentarse a las pruebas selectivas para la habilitación de Vigilantes de Seguridad.
Una vez superadas las pruebas podrá trabajar como Vigilante de Seguridad en cualquier empresa del ramo ( con toda seguridad Prosegur, puesto que se ha formado allí) sin tener la mínima preparación, conocimiento o los mínimos requisitos exigibles de profesionalidad y calidad, que le permitan desempeñar correctamente las funciones que legalmente tiene atribuidas un Vigilante.
En definitiva, un potencial peligro para las personas, instalaciones o bienes que Pepito Pérez tenga que proteger, vigilar o custodiar.
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