Dos
vigilantes de seguridad, un electricista y un maletero del aeropuerto
de Madrid-Barajas se dedicaban a sacar subrepticiamente cargamentos
de cocaína, eludiendo los controles fronterizos, formando parte de
una organización.
Esta
logró así introducir en España numerosos cargamentos de droga,
gracias a un constante goteo de envíos desde Sudamérica, según
fuentes policiales. A lo largo de las últimas semanas han sido
detenidas 18 personas y decomisados 68 kilos de estupefaciente.
Tras
una exhaustiva investigación los agentes averiguaron el modo de
actuación de la red. Descubrieron que en un primer momento esta
captaba a personas, a los que en su argot denominaban caminantes o
funcionarios, preferentemente varones españoles o ciudadanos
nacionalizados o con residencia legal en España.
De
esta manera, dichos individuos eran trasladados a diferentes países
sudamericanos como Colombia, Ecuador y Perú, donde los alojaban
hasta que estaban en disposición de enviarlos con la droga a nuestro
país.
Es
así que cuando el caminante salía del aeropuerto de origen, la
organización criminal enviaba una foto de esta persona para que el
encargado de recoger su maleta en Barajas pudiera identificarlo por
su indumentaria y hacerse cargo de su equipaje.
La
operación Altitude culminó el pasado 12 de julio con la
interceptación de una maleta con 23 kilos de cocaína que había
sido transportada por un ecuatoriano desde Guayaquil a Madrid. Así
durante los últimos tres meses fueron cayendo diversos camellos y
los cuatro empleados de Barajas: el vigilante de seguridad Andrés M.
G. (actualmente en excedencia), el vigilante en activo Francisco
Javier G. M., el electricista César C. J. y el maletero Janés
Alberto L. F., de origen dominicano.