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viernes, 7 de noviembre de 2008

Un dominicano y una empresa de seguridad privada se acusan de una agresión en Atocha

elpais.com, 5/11/08 - Madrid
Un joven asegura haber recibido una "salvaje paliza" por parte de tres vigilantes de la estación.- La empresa de seguridad le denuncia a su vez por agredir a uno de sus trabajadores.

"El bono no me pasa y los guardias de seguridad me dan una paliza", que incluye 11 puntos en una ceja y ocho en la sien, el cuerpo amoratado y un parte médico de lesiones. Así ha resumido un inmigrante dominicano la pesadilla que sufrió el 28 de octubre en la estación Atocha de Madrid. El joven, Alfredo Díaz Marcelo, un camarero de 33 años, ha asegurado que recibió una "salvaje" tunda de palos por parte de tres vigilantes de seguridad de Metro, aunque una portavoz de esta empresa pública ha negado la acusación y ha sostenido que el suceso tuvo lugar en la zona de Cercanías de la estación múltiple. La empresa de ferrocarriles ha admitido este extremo, al tiempo que ha recordado que los vigilantes no son, en todo caso, trabajadores públicos. Para rizar el rizo, la propia empresa de seguridad denunciada se ha convertido en denunciante, ya que asegura que en la trifulca la supuesta víctima agredió a uno de sus empleados.

Díaz Marcelo ha denunciado su caso respaldado por representantes de la Asociación Voluntariado de Madres Dominicanas-Voluntariado Integración Internacional de Trabajadores (VOMADE), que se presentará como "acusación particular" en la causa. Según ha relatado, los hechos ocurrieron pasada la medianoche en Atocha, cuando requirió la ayuda de un vigilante porque el abono no le "pasaba" por el torno cuando intentaba acceder a Metro. "No vinieron con buen carácter, sino con la mano en la porra", ha afirmado el dominicano. Según su testimonio, nada más preguntar a un vigilante si le podría cambiar el bono, éste llamó a un compañero y, sin intercambiar palabra alguna, la víctima recibió el "primer golpe" y comenzó la "paliza".

Así, Díaz ha relatado que la trifulca se produjo sin provocación alguna por su parte. El vigilante se abalanzó sobre él y el joven le agarró la mano, lo que provocó que el otro agente le golpeara en la cabeza, provocándole una herida en la ceja izquierda que le supuso 11 puntos de sutura. La sangre que le caía a borbotones por los ojos a causa de la herida en la ceja y otra en la cabeza no le permitió ver con claridad a sus agresores. "Después me tiraron al suelo y me dieron en la espalda y en la cabeza", ha asegurado Alfredo, que viajaba solo y volvía de hacer compras. Según su relato, no tardaron en llegar más agentes, que le retuvieron hasta la llegada de la Policía. Además de la agresión, el joven critica a los que la vieron y no le ayudaron: "La gente pasaba y nadie se paró. Aquí nadie hace nada, nadie dice nada". Y así, a golpes y sin que nadie acudiera en su auxilio, hasta que "gracias a Dios" -ha dicho- llegó la policía y le detuvo. No al agresor, sino a él. El joven, camarero en un conocido restaurante de la zona de Chamartín, pasó detenido dos días acusado de resistencia a la autoridad. Nunca hasta ahora, según sus testimonio, había tenido problemas con la justicia, ni en España ni en su país.

"Los denunciantes somos también nosotros"

Eso sí, antes de ir al cuartelillo la policía le trasladó a un centro de salud, donde recibió 11 puntos en la ceja izquierda y ocho cerca de la sien derecha, de los que hoy ha dado constancia con un parte de lesiones y fotografías tomadas dos días después de la agresión. Una portavoz de la Jefatura Superior de Policía ha confirmado que el dominicano estuvo detenido y que después pasó a disposición judicial acusado de "atentado a agente de la autoridad, desobediencia y resistencia". Según Alfredo, pasaron dos días hasta que en los Juzgados de Plaza de Castilla le dejaron en libertad, tras lo cual presentó una "reclamación" en Atocha y ahora prepara una "querella" con ayuda de la VOMADE. El dominicano habla en su denuncia de vigilantes del Metro, pero una portavoz de la empresa pública madrileña ha asegurado a esta web que el suceso se produjo "en instalaciones de Renfe, donde los vigilantes son de Renfe". La empresa de ferrocarriles, dependiente de Fomento, ha confirmado este extremo, aunque ha asegurado desconocer la naturaleza de los hechos, si fue una agresión racista o una "trifulca" causada por el joven.

Una portavoz de Renfe ha recordado que la seguridad en las estaciones está en manos privadas y que en este caso la adjudicataria es Segur Ibérica. Preguntada sobre si piensa pedirle responsabilidades, la portavoz ha indicado que el caso está abierto y que una vez se resuelva "judicial y policialmente" tomarán las medidas oportunas si fuera necesario. De confirmarse la acusación, podrían pedir la retirada de los implicados del servicio. ¿Es posible que la presunta paliza esté grabada? "Ni idea", contesta la misma fuente. Preguntada sobre su versión de los hechos, Segur Ibérica, del grupo Segur, no ha negado la mayor, pero ha respondido con un ataque: "Los denunciantes somos también nosotros". Una portavoz ha asegurado a ELPAÍS.com que la empresa ha puesto una denuncia contra el joven, al que acusa de haber agredido a uno de sus vigilantes. "La decisión sobre lo que pasará la tomará la autoridad judicial", se ha limitado a subrayar, negándose a aportar más datos sobre el número de implicados o sobre cómo se desarrollaron los hechos. Tampoco han querido precisar los supuestos daños sufridos por su trabajador.

El joven dominicano sí está seguro de que se trata de una agresión racista. "Ese negro", recuerda que oyó a uno de los guardias mientras estaba en el suelo. "He querido denunciar esto porque no quiero que esto le pase a más gente. Me pregunto qué habría pasado si me hubieran matado", ha preguntado, al tiempo que se ha lamentado de que, desde entonces, se encuentra "demolido". La víctima, que ha mostrado dos fotografías de las heridas suturadas que supuestamente los guardias le provocaron, ha presentado asimismo el parte médico en el que se recogen diversas contusiones en la espalda. "Esto no sólo pasa en Atocha, pasa a mucha gente en Sol y en Villaverde alto. Lo he visto con mucha gente de color", ha comentado uno de los amigos de Alfredo. La supuesta víctima ha decidido hacer pública su historia porque no quiere "que le pase a más gente, ni a españoles, ni a inmigrantes".